Estamos inmersos en un mundo digitalizado, interconectado e
interactivo, donde el usuario recibe la información tan pronto se produce.
Hoy en día la tecnología le ha dado al mundo la facilidad de posibilitar intercambiar ideas, de hacer más
fácil el conocimiento; pero al mismo tiempo y en contrapartida tenemos la
complejidad del mismo. Ya que lo que era un acontecimiento para nosotros los
que ya estamos en los 30`s años, ahora para los nativos digitales es algo más. Ya
no se hacen grandes descubrimiento, ya que lo que aparece como nuevo,
innovador, es sustituido prácticamente de inmediato por algo más. Lo que no da
la oportunidad ni siquiera de estudiarlo.
Esta realidad obliga al Sistema Educativo aperturar sus puertas al mundo,
dándole la oportunidad a cada estudiantes de identificar qué le interesa y
permitirle que se especialice o se enfoque en ese tema.
La diversidad en las aulas es tan amplia y sencilla,
que al maestro se le hace compleja. Compleja en el sentido de que tienen un currículo
que desarrollar, currículo que está estancado en el pasado, que sigue siendo estático,
mientras las nuevas generaciones van produciendo sus conocimientos y trabajando
en lo que les interesa.
Es por ello que los
maestros de hoy en día deben ser facilitadores.
Facilitador que ha de acompañar en los procesos, ya ni siquiera guiar. Facilitador que debe utilizar la tecnología y aplicarla a la educación para la consecución de nuevos resultados.
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